Orden de Viudas


"El camino de la virginidad es el mejor: mas por ser tan difícil y elevado, requiere mucha fortaleza para mantenerse en él: el camino de la viudez también es muy bueno y menos difícil que el primero; mas por ser tan áspero y escabroso, pide mucha circuns

"El camino de la virginidad es el mejor: mas por ser tan difícil y elevado, requiere mucha fortaleza para mantenerse en él: el camino de la viudez también es muy bueno y menos difícil que el primero; mas por ser tan áspero y escabroso, pide mucha circunspección y cuidado en las que le pasan. El camino del matrimonio es bueno, y más fácil y llano; pero en él se llega rodeando mucho a la habitación de los santos. Tiene, pues, la virginidad sus premios, la viudez sus méritos, y la castidad conyugal el lugar conveniente a su virtud. (S. Ambrosio, Epist., 82, sent. 162, Tric. ¡bid., ¡bid.)"

Ver nota al final de la página sobre el Orden de Viudas, enviado por Martina Vintrova de la Republica Checa.

Reflexiones para establecer el "ORDEN de VIUDAS"

De los muchos escritos que hemos recibido en el tiempo de existencia de la página web "SACRA VIRGINITAS", hemos recibido varias cartas de viudas, lamentando el poco aprecio que actualmente se tiene en la Iglesia al antiguo "ORDEN de VIUDAS".

Ofrecemos aquí unas reflexiones, que pueden ser ampliadas por vuestras aportaciones.

El diccionario define la palabra viuda(o) como la persona a quien se le ha muerto su cónyuge y no ha vuelto a casarse1.

Algunas viudas son jóvenes; sus esposos, muchas veces, han muerto prematuramente. Si en ese hogar hay hijos pequeños, en la joven viuda recae la responsabilidad total de criarlos. Ella tiene una pregunta sin respuesta: "¿Por qué me ha pasado esto a mí?". La enorme soledad no es algo insólito.

Otras viudas son mayores; sus esposos, tras una vida de atesorada compañía, han muerto por razones de vejez o de salud. Los muchos años de tiernos recuerdos, del gozo de criar una noble familia, y de servicio mutuo a la Iglesia y a la comunidad son reemplazados por la soledad y el sentir que no se les quiere o necesita. La pregunta: "¿Cuánto debo esperar para unirme a mi compañero eterno?" continúa sin respuesta. Para ellas, la obra del templo podrá aumentar; la vida muchas veces se hace más difícil; el vivir con parientes o en instituciones de asistencia tal vez reemplacen el hogar familiar lleno de toda una vida de recuerdos.

Al enviudar, nuestras hermanas no están acostumbradas a la soledad. Ellas desean prestar servicio y contribuir al bienestar de los demás. Muchas tienen limitaciones debido a la mala salud; ellas desean permanecer fieles para un día reunirse con sus compañeros eternos. Es mucho lo que pueden enseñarnos acerca de la fe.

La doctrina de la Iglesia es bastante clara en lo que respecta a las viudas.

En los primeros días de la Iglesia, se reprendió a los líderes por descuidar a las viudas. Se llamó a siete varones de buen testimonio para que prestasen ayuda2.

Pablo instruyó a los santos a honrar a las viudas3; enseñó que cualquiera que no proveyera "para los suyos, y mayormente para los de su casa. . . ha negado la fe, y es peor que un incrédulo"4.

Cuando Brigham Young organizó el primer viaje pionero al valle del Gran Lago Salado en 1847, dio el siguiente consejo a los santos:

"Cada compañía, en proporción al valor de sus propiedades, ayude a llevar a los pobres, a las viudas, a los huérfanos y a las familias de los que han ingresado al ejército, para que los clamores de las viudas y huérfanos no lleguen a los oídos del Señor contra este pueblo"5.

Creo que este esfuerzo de ayudar a las viudas a cruzar las llanuras es uno de los ejemplos modernos más grandiosos de cómo debemos cuidar a las viudas.

La revelación moderna revela el orden de la Iglesia. "Las mujeres tienen el derecho de recibir sostén de sus maridos hasta que éstos mueran. . . los niños tienen el derecho de recibir el sostén de sus padres. . .

"y después de eso, pueden recurrir a la iglesia"6.

Más adelante dice en Doctrina y Convenios: "Y se mantendrá el almacén por medio de las consagraciones de la iglesia; y se proveerá lo necesario a las viudas y a los huérfanos, como también a los pobres"7.

En el libro de Santiago aparece una de las descripciones más bellas de la doctrina de la Iglesia en cuanto a la responsabilidad que tenemos como parientes y amigos de las viudas. "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo"8.

El término "viudas" se utiliza 34 veces en las Escrituras. En 23 de esos pasajes, el término se refiere a las viudas y a los huérfanos. Yo creo que el Señor tiene sentimientos de ternura hacia las viudas y los huérfanos; Él sabe que quizás tengan que confiar más plenamente en Él que en otros; sus oraciones serán más personales y duraderas, su servicio al prójimo será más genuino y su fe será más grande.

En las Escrituras, la fe de las viudas es legendaria.

La viuda de Sarepta demostró su fe cuando le proporcionó al profeta Elías un bocado de pan en vez de usar la última porción de su comida y su aceite para alimentar a su hijo y a ella, y morir. En las Escrituras está registrado: "Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.

"Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías"9.

Quizás la frase "Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías" sea un simbolismo de la confianza que las viudas tienen en el Señor.

Ana, que era viuda hacía 84 años y trabajaba continuamente en el templo, reconoció al niño Jesús cuando lo presentaron en el templo10.

Al darse cuenta de la gran fe de la viuda de Naín, Jesucristo resucitó al hijo de ella, al único que tenía, cuando lo llevaban por la puerta de la ciudad para enterrarlo11.

Como ejemplo del verdadero espíritu de generosidad, el relato de la ofrenda de la viuda ha quedado para siempre inmortalizado como una de las más grandes enseñanzas del Salvador.

". . .el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.

"Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas. . .

"Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;

"porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento"12.

Vosotras, maravillosas hermanas que son viudas: sepan que Dios las ama. Ustedes se encuentran entre los escogidos. Sé lo que estoy diciendo. Mi propia madre ha sido viuda durante casi tres años. Ella preside como noble matriarca del clan familiar de 247 personas. La madre de mi esposa, de 97 años, permanece fiel y continúa perseverando hasta el fin, a pesar de su mala salud. Estimadas hermanas, su vida misma, como ejemplo de un justo vivir, sigue inspirando a los miembros más jóvenes de la familia a ser mejores. Vosotras seguis siendo maestras.

San pablo en su Carta a Timoteo nos dice::

[3] Atiende a las viudas que son realmente viudas. [4] Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a cumplir sus deberes con su propia familia y a ayudar a sus padres. Esto es lo correcto ante Dios.
[5] La verdadera viuda es la que se queda sola, habiendo puesto en Dios su esperanza, y se dedica día y noche a la oración y a las súplicas. [6] En cambio, la que quiere pasarlo bien, aunque viva, está muerta. [7] Insiste en esto para que nadie pueda criticarlas. [8] Quien no se preocupa de los suyos, especialmente de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que el que no cree.
[9] No inscribas entre las viudas más que a quien ya pasó los sesenta años, casada una sola vez [10] y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad y sirvió humildemente a los santos, socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien.
[11] No admitas a las viudas de menos edad, pues cuando ya se han cansado de Cristo quieren casarse [12] y, faltando a su primer compromiso, se ponen en una situación irregular. [13] Aprenden además a no hacer nada y se acostumbran a andar de casa en casa. Como no tienen nada que hacer, hablan de más, se meten en lo que no les toca y dicen lo que no deben.
[14] Quiero, pues, que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, que tengan hijos y sean amas de casa, antes que dar a nuestros adversarios algún pretexto para criticar. [15] Ya algunas se han extraviado siguiendo a Satanás.
[16] Si alguna mujer creyente tiene viudas en su familia, que las atienda. Así la Iglesia no tendrá que cargar con ellas y podrá socorrer a las que son viudas en el justo sentido.

Resumiendo podemos decir:
Para estar inscripta en el grupo de las viudas, una mujer debe tener por lo menos sesenta años y haberse casado una sola vez.
Que sus buenas obras den testimonio de ella; tiene que haber educado a sus hijos, ejercitado la hospitalidad, haber lavado los pies a los hermanos, socorrido a los necesitados y practicado el bien en todas sus formas. No inscribas, en cambio, a las viudas más jóvenes, porque cuando los deseos puramente humanos prevalecen sobre su entrega a Cristo, quieren casarse otra vez, y se hacen culpables por faltar a su compromiso." (1 Tim 5, 3.5.9- 12)
Pablo describe aquí una orden de viudas, sostenida por la Iglesia, que son conocidas por la oración, el cuidado de los enfermos, la devoción al bien, y su compromiso de celibato. Esta orden tiene los mismos principios fundamentales que una moderna orden de monjas, un grupo de mujeres que han hecho votos de llevar una vida célibe para servir a Dios. Hay incluso precedente bíblico para las órdenes de monjas contemplativas. Siguen el ejemplo de Ana, la profetisa que "no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones." (Lc 2, 37)
¿Es la organización de viudas de la que Pablo se ocupa, simplemente una asociación libre de mujeres que podían entrar o dejar su calidad de viudas, a su entera discreción?
No. Pablo dice que no se inscriban las viudas más jóvenes porque, estando sujetas a "impulsos propios de la juventud" (2 Tim 2, 22), desean casarse y "se hacen culpables por faltar a su compromiso". Cuando se inscribieron en la lista de viudas, tomaron un compromiso de no casarse. Antes de esto, eran libres de casarse, pero al entrar en la comunidad se comprometieron a vivir como la "mujer soltera, que se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu" (1 Cor 7, 34).

En la EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL, VITA CONSECRATA, de SS. Juan Pablo II, 25 de marzo de 1996, leemos, en el apartado dedicado al : orden de las vírgenes, los eremitas y las viudas
7. Es motivo de alegría y esperanza ver como hoy vuelve a florecer el antiguo orden de las vírgenes, testimoniado en las comunidades cristianas desde los tiempos apostólicos13. Consagradas por el obispo diocesano, asumen un vínculo especial con la Iglesia, a cuyo servicio se dedican, aun permaneciendo en el mundo. Solas o asociadas, constituyen una especial imagen escatológica de la Esposa celeste y de la vida futura, cuando finalmente la Iglesia viva en plenitud el amor de Cristo esposo.
Los eremitas y las eremitas, pertenecientes a ordenes antiguas o a institutos nuevos, o incluso de dependientes directamente del obispo, con la separación interior y exterior del mundo testimonian el carácter provisorio del tiempo presente, con el ayuno y la penitencia atestiguan que no sólo de pan vive el hombre, sino de la palabra de Dios (cf. Mt 4, 4). Esta vida «en el desierto» es una invitación para los demás y para la misma comunidad eclesial a no perder de vista la suprema vocación, que es la de estar siempre con el Señor.
Hoy vuelve a practicarse también la consagración de las viudas (  Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 570.)   , que se remonta a los tiempos apostólicos (cf. 1 Tim 5, 5. 9-10; 1 Co 7,8), así como la de los viudos. Estas personas, mediante el voto de castidad perpetua como signo del reino de Dios, consagran su condición para dedicarse a la oración y al servicio de la Iglesia".

 

 

NOTAS

  1. Diccionario de la Real Academis, Ed. 2002.."

2. Véase Hechos 6:1­3.

3. Véase 1 Timoteo 5:3.

4. 1 Timoteo 5:8.

5. D. y C. 136:8.

6. D. y C. 83:2, 4­5.

7. D. y C. 83:6

8. Santiago 1:27.

9. Véase 1 Reyes 17:8­16.

10. Véase Lucas 2:36­38.

11. Véase Lucas 7:11­15.

12. Marcos 12:41­44; véase también Lucas 21:1­4.

 

 

 

Desde nuestra página nos unimos a la propuesta de Mgr. Martina Vintrovas

vintrova@biskplz.top.cz

de potenciar el Orden de Viudas .

A continuación os osdicamos las direcciones de interés.

Mons. Frantisek Radkovsky, bishop of Plzen (Czech Republic) has established a working group to prepare a theological, juridical and liturgical source materials and materials for formation to restore an ancient practice of consecration of widows in the diocese of Plzen. These materials could be possibly adopted by other dioceses. We welcome any contact and cooperation with any person interested in this matter.

P. ThLic. Vojtech Kohut OCD (head of the working group)

Karmelitansky klaster

Hlaváčkovo nám. 221

274 01 Slaný

pavel.kohut@ktf.cuni.cz

ocdslany@quick.cz

P. ThLic Damian Nemec OP

damian@op.cz

Mgr. Martina Vintrovas

vintrova@biskplz.top.cz

http://www.volny.cz/organo/ov/vdovy.html

(We are able to communicate with you in Italian, Spanish, French, English and German language.)

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