Desde nuestro PROYECTO ECLESIAL “DE JERUSALEN A
BETANIA”. Caminos de vida cristiana, venimos reflexionado acerca del papel de las
mujeres en los orígenes de la Iglesia..
En Betania -modelo
evangélico de nuestras Asociaciones-
encontramos los cristianos a lo largo de la historia la realidad de la Iglesia: hombres, mujeres
y las distintas actitudes que se pueden dar en el ámbito de la actitud
creyente.
Los capítulos 9, 51
a 19, del evangelio de Lucas constituyen el relato del viaje entre Galilea y
Jerusalén, Jesús se dedica a formar a sus discípulos y
discípulas para el seguimiento . El encuentro con Marta y María se
produce "en el camino".
Jesús acepta la invitación a la casa de las hermanas. Se
aprecia otra actitud libre y liberadora de Jesús, contraria a las
costumbres de la época que no verían con buenos ojos la visita de
un hombre (y menos un "maestro") a una casa de mujeres solas.
La escena en la casa presenta dos focos de atención. Por un lado
María, que se sienta a los pies del Señor y escucha su palabra.
Esta era una actitud muy común entre los discípulos de los
rabinos, que se reunían alrededor de su maestro para escuchar sus
enseñanzas. Marta, en cambio, se ocupa de la atención de
Jesús, seguramente preparando la casa y algo para ofrecerle, como
también nosotros solemos hacer con las personas que llegan a nuestro
hogar.
Marta se acerca a Jesús y le reprocha la actitud de su hermana.
Ella había quedado sola con la carga de los quehaceres. Le pide que
indique a María que le ayude.
Contrariamente a lo que el sentido común indicaría (que
ambas se dedicaran al servicio y la atención) Jesús alaba la
actitud de María e invita a Marta a imitarla. "Una cosa sola es necesaria".
Jesús no necesita atenciones especiales, en su presencia más vale
disponerse a escuchar como discípulo.
Respecto al papel de las mujeres en la historia de
la Iglesia,
hay muchas ambigüedades. Hoy y concretamente en esta Pascua del A.D. 2007, queremos reflexionar sobre la realidad eclesial
e hombres y mujeres.
Lucas señala cómo un grupo de mujeres seguía a
Jesús (Lc. 8, 1-3) y formaba parte del grupo
de discípulos del Señor. La actitud de Jesús hacia las
mujeres derriba varios prejuicios y costumbres de su tiempo: se acerca a ellas,
conversa, visita su casa, las incorpora a su grupo. Conocemos bien los
prejuicios que existían en la época de Jesús contra los
pecadores, y como El los transgrede
denunciándolos como falsos y contrarios al Dios de la Vida. Algo parecido
sucedía con las mujeres. En las prácticas religiosas
judías de aquel tiempo las mujeres tenían un papel absolutamente
secundario y sin importancia. Jesús las atiende, charla con ellas, cura
a muchas e incorpora mujeres a su grupo de seguidores y les da un protagonismo
impensable para la época. Ningún rabino tenía
discípulas. Sin embargo varias mujeres pertenecen al grupo más
íntimo de Jesús, como lo atestiguan numerosos textos evangélicos.
Son incluso quienes permanecen fieles hasta la cruz, y como transmiten con
unanimidad los cuatro evangelios, son las primeras testigos de la
resurrección.
El papel de las mujeres en la historia de la Iglesia fue el tema
elegido por Benedicto XVI para la catequesis de la audiencia general de los
miércoles celebrada en el Aula Pablo VI el 14 de febrero de 2007.
Decía
Benedicto XVI: "Jesús eligió a 12 hombres como padres del
nuevo Israel para que estuvieran con él y para mandarles a predicar
-dijo el Santo Padre- pero (...)
entre los discípulos fueron elegidas también muchas mujeres (...)
que desempeñaron un papel activo en el ámbito de la misión de
Jesús.
Tras citar a las protagonistas de numerosos
pasajes evangélicos como Marta y María, las hermanas de
Lázaro o Susana, el Papa subrayó que "las mujeres diversamente de los doce
apóstoles, no abandonaron a Jesús en la hora de la pasión.
Entre ellas sobresale María Magdalena que (...) fue el primer testigo de
la resurrección y la que la anunció". Benedicto XVI
recordó que Santo
Tomás de Aquino se refería a María Magdalena como "el apóstol de los apóstoles".
Hablando después de las primeras
comunidades cristianas, Benedicto XVI, afirmó que "la presencia
femenina en el ámbito de la
Iglesia primitiva no es en absoluto secundaria" y
que San Pablo "parte del
principio fundamental de que entre los bautizados "ya no hay diferencia
entre judío y griego (...) ni tampoco "entre varón y mujer" .
Además "el apóstol admite como normal que en la comunidad
cristiana la mujer pueda profetizar, es decir pronunciarse abiertamente bajo el
influjo del Espíritu Santo,
para la edificación de la comunidad".
"Por lo tanto su sucesiva afirmación
de que "las mujeres en las asambleas callen" se debería "relativizar" -dijo el Santo
Padre- explicando que "el
problema (..) de la
relación entre ambas indicaciones aparentemente contradictorias conviene dejarlo a los exegetas"
"La historia del cristianismo
-constató el Papa - habría sido muy distinta sin la
aportación generosa de las mujeres" y recordó a Juan Pablo II
cuando afirmaba que "la
Iglesia rinde homenaje a todas las manifestaciones del
"genio" femenino".
"También nosotros nos unimos a ese aprecio, dando gracias al
Señor porque guía a su Iglesia de generación en
generación sirviéndose indistintamente de hombres y mujeres que
hacen fructificar su fe (...) para
el bien de todo el cuerpo eclesial" ( CIUDAD DEL VATICANO, 14 FEB 2007
(VIS).).
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